Colector de Memorias

En 1997, una banda sueca alteró los códigos básicos sobre los que por aquel entonces se asentaba el hardcore con un disco llamado The Shape Of Punk To Come. Refused, que eran como se llamaban, crearon una vía en la que ese estilo musical volvía a la escuela musical de Washington, vía Dischord, mientras abrían las puertas a una mayor experimentación dentro del género. Ese mismo año se formaba en Cataluña uno de los mayores estandartes que ha tenido el hardcore patrio: Standstill. Han pasado 10 años (se dice pronto), y por ese motivo, el grupo va a publicar un documental sobre estos 10 años de innovación musical. Standstill es un grupo que no neceista reivindicación alguna, pero no esta de más recordar que es lo que les ha hecho tan grandes.

Standstill entendieron esa nueva reescritura, a manos de Refused, de los códigos del hardcore (estilo cerrado donde los haya) como la más absoluta libertad para dar vueltas de tuerca al género. Su primer disco, The Ionic Spell (2001) recibió un sinfin de alabanzas. De él dijeron que era uno de los discos más creativos y potentes que ha conocido el hardcore nacional en mucho tiempo. Crudeza en intensidad a raudales, sentimientos a flor de piel, textos más que apreciables y mucho que decir. The Ionic Spell es un disco donde entienden que si bien la velocidad es un factor clave a la hora de asestar un golpe, y más aun en el hardcore, lo importante es dar el golpe en momento justo y recréandose en el mismo.

The Ionic Spell les había puesto como el emblema del hardcore patrio, giran por Europa con éxito (dentro del mundo en que se mueven), reciben los parabienes de todo dios y hasta gente como Snapcase se empiezan a fijar en ellos. Pero en vez de repetir la formula añadiendo unos cuantos matices nuevos, en su siguiente grabación deciden dar otra voltereta. En 2002 con Memories Collector, hacen más opaco su discurso se vuelven más inaccesibles, pero a la vez empiezan a diversificar su paleta musical, tenemos vientos, más guitarras acústicas, hasta melódicashacen su aparición en esta gran obra . Por mucha fe que se tuviera en ellos, nadie se esperaba tal avance.

En esta ocasión, la crítica volvió a ponerse a sus pies: Incluso con la solvencia demostrada en el magistral “The Ionic spell”, este nuevo disco representa un paso de gigante en la carrera del grupo: desarrollando e incrementando sus planteamientos de base, independizando al grupo de influencias evidentes y descategorizándolos del género al que hasta ahora habían rendido pleitesía. Y es que sólo con la inquietud se pueden bordar unas composiciones que brillan por su multiplicidad de cadencias, ahondando en nuevas formulaciones. El hardcore se les había quedado pequeño, incluso la música por si sola, como atestigua la pista de cd-rom del disco.

Entonces llegó el cisma. Standstill dieron su movimiento más arriesgado con su disco homónimo. Demasiados cambios a la vez como para que su público pudiera asimilarlos. A partir de este momento, la frases más recurrente que uno oye sobre el grupo es "me gustaban más cuando cantaban en inglés." Yo era uno de esos. Sin embargo el tiempo me ha demostrado que con ese disco, Standstill estaban abriendo una nueva etapa en su carrera, donde aparte del cambio de idioma, hay un completo abandono a cualquier estilo con sufijo core o prefijo post. Si se hubieran cambiado de nombre, uno vería que estamos ante un borrón y cuenta nueva. Son una nueva banda, inclasificable, con un estilo musical imposble de definir, y con un nuevo discurso artísitico que desarrollar.

El año pasado con Vivalaguerra reafirmaron lo dicho en el párrafo anterior. El problema no era el idioma, sino que estaban desarrollando algo completamente nuevo. Vivalaguerra demuestra que los nuevos Standstill son igual der buenos que los viejos, pero además no tienen ningun equipaje encima. No hay nada que suene como ellos, ni en el plano nacional ni en el internacional.

Y ahora un documental autobiográfico sobre sus 10 años de carrera. Seguramente estará a la altura de su obra.